Performance realizada en el marco del Seminario Políticas del Cuerpo, desarrollado en la Universidad de Concepción el 25 de abril de 2012. Este encuentro se desarrolló en Santiago y en la capital de la región del Biobío. La acción Plato único… La danza de la intolerancia, se realizó afuera del Auditorio de Humanidades de la UdeC.
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Organizaron Guillermo Moscoso y Leslie Fernández (artista visual y docente UdeC) para Equipo Re, con el apoyo del plantel y de la Corporación Cultural Artistas del Acero, que permitió invitar a los artistas a la actividad, la que se gestó de manera casi espontánea, según recuerda Moscoso, cuando supieron que el Equipo RE estaría en Santiago realizando el seminario. Aprovechando esta primera actividad pública fuera de su país, viajaron la curadora e investigadora chilena radicada en España, Nancy Garín; el comisario e investigador de Bizkaia, Aimar Arriola; el artista de Granada, Miguel Benlloch, un activista histórico de las diversidades sexuales; y Fabián Crovetto, gran amigo de Moscoso que también militó en Positivamente Positivos de Concepción.
La primera parte de esta actividad en Concepción fue un conversatorio en el que estuvo presente el Equipo Re presentando su proyecto; Samuel Ibarra, artista y performer con su ponencia «Bicentenario y mutabilidad; cuerpos dóciles tras 200 años»; Guillermo Moscoso, artista y activista de Positivamente Positivos Concepción; y el artista activista Miguel Benlloch. Luego de este conversatorio abierto a todo público, se realizaron diversas performances de los siguientes artistas: Benlloch con su obra Mapuch ¡he! , Fabian Crovetto con la proyección de video «Eden, L’homme Chien», obra de performance realizada en el contexto del proyecto «Louis Eden Proyect» del artista Miguel Parra; Liu Astete, Cesar Valencia, Samuel Ibarra y Guillermo Moscoso.
Todas estas performances se realizaron en medio del contexto de manifestaciones y demandas estudiantiles del campus UdeC.
Contexto y descripción de la performance realizada: Innumerables e invisibilizados son los asesinatos cometidos a personas de las diversidades sexuales en nuestro país a través de nuestra historia, casos aislados han salido a la luz pública causando gran conmoción por el ensañamiento de los cuales fueron objeto las víctimas. Estos crímenes de odio están normalizados en nuestra sociedad a través de un discurso que castiga a la diversidad sexual desde diversos sectores de poder, algunos escudándose en la fe, la Biblia, religión y los modelos de familia tradicional judeo-cristiana. Esta visión conservadora es propagada por sectores políticos de ultra-derecha y grupos religiosos totalitarios arraigados en nuestra cultura, los cuales han acuñado ese discurso a favor de sus empresas.
Esta acción es una reflexión en torno a la discriminación, la violencia, la memoria y como ciertos grupos de poder se aprovechan de las necesidades espirituales de las personas, sobre todo aquellas mujeres que provienen de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad, siendo estas muchas veces voceras de la intolerancia religiosa, escudadas en la misericordia de su Dios.
En esta performance está presente el alter ego «El ángel indulgente» el cual viste la falda y blusa de su madre cuando era Dorca instrumento de Dios, lleva su rostro entalcado, corona de clavos y cono en la cabeza, sus alas pequeñas de gaviota, guantes quirúrgicos, la acción transcurre en frente de la facultad de lenguas de la UdeC como escenario donde se encuentra la estatua de «El Horacio» de Rebeca Matte. En la acción hago una alegoría del acto de comer, una acción de convivencia, un plato único o social como lo son las actividades religiosas protestantes para recaudar fondos vendiendo un almuerzo -plato de comida. Tambien rememoro mi historia y la de mi madre, su proceso de aceptación ante mi homosexualidad, mi diferencia. Comienzo a comer papas fritas y pollo asado dispuesta en una mesa altar, entre la comida sacó una fotografía impresa de Daniel Samudio quien fue asesinado por un grupo de neonazis la presento al publico y me cuelgo en la solapa. comienzo a danza como una Dorca, el rito de la danza se transforma en un trance, golpeando mis manos y viva voz «lava lava limpia» mientras un audio de mujeres orando y danzando transcurre durante lo que resta de la acción, luego deshojo hojas de una biblia y voy formando un camino con ella y mientras avanzo las riego con un líquido rojo desde una regadera y así dar cuenta de los crímenes de odio y atropellos a nuestros derechos humanos. Esta acción nace a partir de los discursos de odio desde las esferas religiosas evangélicas protestantes en torno al asesinato de Daniel Zamudio.
Plato único… La danza de la intolerancia, performance 2012. Registro fotográfico digital realizado por Marko Allende, afiche, programa, fotografías de las otras acciones del encuentro.
















