Performance realizada en el desaparecido espacio cultural «Del Aire Artería» ubicado en la calle Lincoyán #40, en el centro de Concepción, el 28 de septiembre de 2012. En esta performance está presente el alter ego El Ángel Indulgente.
Leer más
La acción Mi Mesa Está Vacía, fue producida en el contexto de la difusión del «Taller de Performance y Prevención del VIH/sida Para Hombres Gays», esta iniciativa iba ser financiada por la Seremi de Salud Región del Biobío, a través de su programa “Respuesta Regional Integrada para la Promoción de la Salud Sexual y Prevención del VIH/SIDA/ITS del 2012”. Por problemas institucionales, formales y afectivos, no fue posible realizar todas las actividades contempladas en el proyecto adjudicado por Guillermo Moscoso.
Según la información recogida por el artista, la iniciativa tuvo como objetivo central visibilizar las problemáticas sociales y culturales asociadas al VIH/sida, en la población de hombres que tienen sexo con hombres (HSH) en la Región del Biobío. Las actividades de este proyecto se inscribieron en la lógica de talleres de prevención de VIH/sida, ITS/ETS y talleres de arte acción para el desarrollo de iniciativas y productos comunicacionales de sensibilización en VIH/sida, como también se basaron en la no discriminación hacia esta población HSH y VIH+. Se esperaba que participaran directamente de los talleres 30 varones mayores de 18 años, pertenecientes a la comuna de Concepción y parte de la población HSH. El resultado concreto de este proceso sería una serie de materiales comunicacionales (postales dirigidas a público HSH) y registro fotográfico de obras performativas individuales y colectivas que serían parte de una exposición itinerante en Universidades y Salas de Arte locales. Se contemplaba a su vez, la impresión de un tríptico o pequeño catálogo para la exposición. Así lo da cuenta el siguiente enlace sobre el proyecto Arte Acción y VIH.
Sobre esta acción, Guillermo Moscoso rememora: El espacio donde se realizó la actividad era una gran sala de este espacio cultural ubicado en el centro de Concepción, donde había murallas blancas, también con madera y ventanal que daba hacia la calle, lugar donde colgué un telón para proyectar imágenes, ya que antes de la performance realicé un pequeño conversatorio con los asistentes a esta actividad. Esta performance es mi obra caballito de batalla, a la que le voy cambiando el nombre según las circunstancias (…) rememora la epidemia del sida a nivel local, la discirminación en los espacios sanitarios hacia las personas seropositivas, y conmemoro a los fallecidos a causa del sida convocándolos a esta cena/comida donde no existen comensales. Un ejercicio de memoria para reivindicar los derechos que fueron violentados”.
Para la ejecución de este proyecto, adjudicado por Moscoso, el artista debió sortear múltiples dificultades, que provocaron que el proyecto no fuera ejecutado en su totalidad, pasando por problemas formales, institucionales y afectivos:
“Este proyecto era una buena oportunidad para reflexionar sobre el sida en relación a los cuerpos e identidades de hombres gays afectados por una epidemia estigmatizada y utilizados para efectos de estadísticas de políticas públicas en su afán de segmentarlo todo. Ese año estaba enfocado a HSH, una batidora de un resultado confuso. Pudo ser un buen proyecto pero me enfrenté a un sinfín de dificultades que hicieron de esta iniciativa un gran fracaso. Este proyecto lo formulé junto a mi amigo Rodrigo Llanos, sociólogo, activista de Positivamente Positivos de Concepción, él, al poco tiempo se fue a vivir a México por cuestiones académicas y de investigación. Me vi solo implementando el proyecto y al poco tiempo de hacer pública la convocatoria me enfrenté al ataque constante por redes sociales de la época. Se me cuestionó el porqué era auspiciado por la Seremi de Salud en el primer gobierno del fallecido ex presidente Piñera, sobre la presencia del logo de Gobierno, bla bla bla, se me trató de lo peor, lo deleznable fue que un artista local de la época insinuó que yo era vendido, otros anónimos escribieron lamebotas, y un sinfín de epítetos, lo cual jamás ha sido así. Yo solo vi una gran oportunidad de decir lo que realmente acontecía en términos de políticas públicas deficientes en torno al sida, politizar así nuestras vivencias, creo que muchos se perdieron la oportunidad de meter la cola en las esferas de poder de un gobierno de derecha de turno en lo local, contaminar con activismo artístico este tipo de proyectos que no salen de la prevención primaria. La otra dificultad era que el grupo al cual estaba dirigido era muy restringido, tuve que realizar una solicitud para que una compañera – amiga trans participara del taller y luché por ello porque me niego a la discriminación institucionalizada. Las bases del proyecto exigian llegar a un grupo de 30 hombres que tienen sexo con hombres HSH o gays y con suerte llegaron 5 a 3 personas durante las 3 secciones que alcancé a realizar. Otro punto conflictivo fue que tenía que realizar mi primer informe de avance con los logros alcanzados y recién en ese momento me pasarían el dinero de la primera remesa (pago) y al término del proyecto con sus verificadores realizarán desde la Seremi de Salud, el pago final. Jamás recibí dinero del fondo adjudicado por lo realizado ya que no cumplía lo que estipulaba el contrato firmado (cantidad de personas) y para implementar el proyecto invertí alrededor de $400.000 lo que se tradujo en una pérdida. La guinda que coronó la torta, fue que nuestro amado perrito Rocky, fundamental en nuestra familia, falleció y ante eso mande a todos a la cresta. No encontrándole sentido a nada”, detalla con fervor Guillermo Moscoso.
Mi Mesa Está Vacía, performance, 2012. Registro fotográfico y master de video, afiche digital, fotografía del artista con Rockyto su mascota durante el montaje, video nota de prensa. Archivo personal del artista.

