Participación del artista Guillermo Moscoso en proyecto performativo de creación colectiva C-Riez Performance, las historias de un viaje sin voz, en el invierno de 2010, en la desembocadura del río Biobío, en Concepción. Esta obra fue planificada por el performer Alvaro Pereda (Alperoa), junto a Pamela Navarro y Moscoso.
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“Con el pasar de los años, al revisar los registros y recordar esa travesía, aparecen varios temas en esta experiencia performativa, cuerpos en tensión con el territorio: la periferia, la ciudad y lo urbano, la conmemoración, la muerte, la religión, también la catástrofe y los ritos, todo infectado con mi estéticas y objetualidades”, afirma el artista.
Una segunda parte fue realizada en el centro de Concepción, partiendo de los Tribunales de Justicia hasta el Barrio Cívico, en la ex Estación de Ferrocarriles. En este proyecto performativo está presente el alterego Areasucia, que viste de negro con abrigo, zapatos de charol con pequeño taco, guantes quirúrgicos, vendas de tela blanca, corona de clavos y un cono negro en la cabeza, rostro entalcado y una estola clerical. Por su parte, Pamela Navarro viste un vestido blanco con tirantes en los hombros y medias negras, sin calzado. Mientras que Alperoa viste un overol azul amarrado a la cintura, camiseta blanca y va descalzo.
Según relata Moscoso, Áreasucia camina por la orilla del mar cargando un cruz de madera que lleva un paño negro que flamea con el viento, con flores de papel crepé rojo. Llega al lugar donde está Álvaro sentado en la arena, entierra la cruz cerca de sus pies, pone flores de papel rojo. “Pamela cubre a Álvaro con la bolsa de basura y luego con nuestras manos tapamos su cuerpo entero con arena, lo enterramos en vida, se transforma en una sepultura a ras de suelo. Junto a Pamela caminamos hacia el mar y permanecemos un momento en silencio, luego volvemos a la tumba. Pamela acaricia el cuerpo cubierto de arena y Areasucia con gestos retorcidos y da un soplo – aliento a este cuerpo y Álvaro se levanta, se libera de la bolsa de basura, se pone de pie y toma a Pamela en sus brazos y se la lleva por la orilla del mar, Areasucia toma la cruz y le sigue en procesión”.
En una segunda escena, “Pamela planta flores – crisantemos Maule en la orilla del mar, un trabajo azaroso por el continuo reventar de las olas. Logra hacer una fila de flores que de apoco son arrancadas por las olas. Luego Áreasucia camina por la orilla del mar, el agua moja sus pies, va con una biblia con la actitud de un predicador, un fanático de gestos grotescos, predica sin voz, su caminar es delirante. Se dirige a unas rocas, lugar donde se sienta y comienza a arrancar las páginas de la biblia y el viento se las lleva, algunas páginas son comidas. Este sigue su caminata – procesión y sube un gran roquerio.
En una última escena, antes de llegar a la playa, hay una hermosa loma verde de pasto y pequeñas flores amarillas, donde luce la cruz de madera con el género negro flameando al viento, abajo una sábana blanca, con una línea de flores rojas de papel crepé y sobre esta una mesa improvisada con un mantel, sobre la mesa flores plásticas, platos, tasas, frutas y té. “Áreasucia aparece desde la cima, Álvaro desde la izquierda y Pamela desde la derecha, caminamos lentamente y nos encontramos alrededor de la mesa, nos arrodillados y comenzamos a comer y beber té, una suerte de picnic, todo en silencio, nos quedamos dormidos alrededor, nos transformamos en un altar”, recuerda Moscoso.
En la segunda parte de C-Riez Performance, situada en el centro de Concepción, Áreasucia va con la cruz de madera desde Tribunales, la cual lleva una tela negra y flores de papel crepé roja. Le sigue en procesión Alperoa, quien que lleva a Pamela en brazos. Luego Pamela, con un canasto repleto de flores – crisantemos Maule, comienza a enterrarlos en el prado del sector, formando una línea. La segunda escena se ubica en la esquina de Rengo con Barros Arana, donde quedó un sitio eriazo con escombros después del terremoto. Llegaron en procesión, Áreasucia instala la cruz y monta la misma mesa con diversos objetos que fueron usados en la desembocadura. Los tres performers comen y beben té, entre gestos retorcidos. En el mismo lugar, Álvaro pasa tirando semillas, luego Áreasucia pasa regando la tierra y después Pamela pasa con la canasta con flores, enterrándolas y formando una hilera.
Por último, en la parte posterior de la Intendencia actual Gobierno Regional, en la ex Estación de Ferrocarriles, ubicada en el Barrio Cívico, caminan en procesión. Álvaro lleva en brazos a Pamela y Áreasucia le sigue con la cruz de madera y tela negra, llegan a un prado donde Areasucia entierra la cruz y los tres comienzan a formar un gran jardín de flores, el cual riegan, conversaciones sin voz, gestos retorcidos, luego los tres se duermen.
Estas son las acciones más relevantes, agrega Moscoso: “Otras consistían en nuestra presencia por la ciudad, la caminata como ejercicio performativo de preferencia en lugares con vestigios de la devastación del terremoto del 27 de febrero del mismo año.
Si bien la idea del nombre del proyecto C-Riez de performances fue de Alperoa, recuerda el artista, “éste me convocó e invitó a ser parte de una experiencia de hacer obra en el momento, onda por generación espontánea, lo cual me conflictuaba porque aún no concibo el no planificar mi obra en términos de investigación, reflexión, conceptualización y luego la producción y puesta en escena. Pero también me atreví a ser parte de la experiencia, a caer en el vacío. Él ya tenía reclutada a Pamela Navarro, que hasta la actualidad es su pareja y conforman un colectivo de performance. La propuesta era juntar tres formas distintas de hacer performance, entendiendo que Pamela llevaba muy poco tiempo usando este lenguaje. Lo que destaco de Álvaro es su capacidad de gestión, eso es admirable. Mucha gente se subía al carro de la alegría, entre estos yo. Pero al fin igual me cuestionaba y trataba de buscar el sentido, una explicación justificada y forzada a la serie de performances realizadas en el marco de este proyecto. Es más, le agregué la frase ‘las historias del viaje sin voz’… Escribí algunos textos para contextualizar las imágenes para subir a mi blog, que era mi soporte de difusión de esos años… Recuerdo que había una caja de cartón bien grande que por suerte cabía en el porta maleta del auto. Incluso la caja me sirvió para improvisar una mesa. Puse muchas objetualidades con las que venía trabajando: telas, sábanas, flores plásticas, tasas, platos, frutas, panes, etcétera. Contaminé el proyecto con mis estéticas y ritos”.
C-Riez Performance, las historias de un viaje sin voz, performance colectiva, 2010. Registro fotográfico digital por Camila Lucero. Archivo personal del artista.
Desembocadura río BioBío






























Concepción



















