Performance La última cena, he visto muertos en bolsas de basura, producida en el Museo de Arte Contemporáneo de Valdivia en el contexto de la 3ª Bienal Internacional de Performance DEFORMES, el 5 de noviembre de 2010. En esta tercera acción en el encuentro, que lo llevó días antes a Santiago y Valparaíso, el artista decide seguir en la línea de propuestas producidas con elementos asociados a una estética hospitalaria y a discursos que tematizaban la pandemia de VIH/sida en Chile.
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“Para esta obra, elegí en el museo (que ocupa una antigua cervecería, ubicada en isla Teja) una galería de ladrillos con piso de cemento, iluminado desde el techo por focos. Puse una sábana blanca de hospital en el suelo con un paño rojo, sobre éste una mesa cubierta con un mantel rojo y como camino de mesa un paño blanco, más una pequeña toalla celeste deslavada con impresión de sigla ETS», describe Guillermo Moscoso.
Al igual que en las otras dos acciones producidas en el marco de Deformes 2010, el artista entra en acción ante el público, oportunidad que él aprovecha para conversar, expresar sus reflexiones en torno a la performance e introducir el contexto de su memoria. Durante aquel proceso se transforma en su alterego Áreasucia el que habitualmente viste de negro, con una blusa blanca, una bata de hospital y sobre ésta una chaqueta negra, con guantes quirúrgicos, vendas de tela blanca, corona de clavos, y una mascarilla para oxigeno colgando, con su rostro entalcado.
Acerca de esta acción, el artista rememora: “Me dirijo lentamente hacia el fondo de la galería, hasta donde el gran marco de público no puede verme. Luego aparezco caminando con una gran bolsa de basura negra que cubre mi cuerpo completo, llego donde está la mesa, me siento y me contorsiono. De a poco rompo la bolsa y salgo como una mariposa dejando atrás su crisálida mortuoria, entre gestos retorcidos, mi boca está tapada con telas blancas. Realizo algunos gestos emulando a personajes de la pintura de la santa cena. Levanto el pan alzando mis brazos y lo parto con mis manos, como un poco de manzana y jalea roja, mientras van apareciendo trozos de la bandera chilena los que arrojo hacia adelante, para luego descubrir una impresión con mi rostro en el fondo del plato desechable. Me pongo de pie y se la muestro a todo el público, Tomo la bolsa de basura, abro mi pequeño paraguas y me devuelvo al fondo de la galería caminando lentamente hasta desaparecer en la oscuridad”..
Sobre su participación en la 3ª Bienal Internacional de Performance DEFORMES en Chile, el artista revela situaciones dignas de denuncia y que ilustran las mezquinas relaciones de poder que pueden darse en las escenas del arte local:
“Lo mejor y peor de esta itinerancia aconteció en Valdivia. Rescato el haberme reencontrado con Pato Zapato (Patricio Curihual), artista de performance y de intervenciones públicas de allá. Colaboré en la producción de su performance para DEFORMES. Pasé un largo rato haciendo y simulando un papel higiénico con caca para su obra. También lo acompañé por la ciudad colaborando como asistente para sus modelos que estaban con sus cuerpos desnudos con pintura corporal en diversos espacios de la ciudad. Todos los artistas nos quedamos en unas cabañas de la Universidad Austral. Recuerdo que, en la noche de cierre, los organizadores realizaron una cena. Lamentablemente, se dejó ver lo peor del director de este encuentro, Gonzalo Rabanal. El típico ciudadano que ante los extranjeros se desvive, se baja los calzoncillos, llenándoles de atenciones, frente a los artistas locales, de otras regiones del país, ignorados completamente. Con suerte compartí un plato de comida con Pato Zapato, ya que ellos se llenaron la panza y bebieron sin preocuparse de todos los demás. Encontré indigna y denigrante la situación, por la no consideración por igual. O sea, para estos personajes existen artistas de primera, de segunda y tercera categoría. Se arriman donde los chanchos pueden dar más manteca. Entonces decidí salir a comprar comida. Con el pasar del tiempo, me enteré por medio de un amigo que por razones académicas estuvo en Santiago en una charla o seminario, y en ese lugar estaba Gonzalo Rabanal el cual me descueró delante de él. Dijo que lo mío no era performance, sino que habían muchos elementos de las artes escénicas, que la representación de alter egos, etc, etc. Bueno, en todo caso, cada cual desarrolla su forma de hacer arte, no me debo a la academia ni a maestros. Mi formación ha sido ensayo y error. Un largo aprendizaje. Pero no me sorprende que los centralistas de la capital con su arrogancia siempre han mirado en menos a las personas de regiones. Con los años estos personajes están funados, pero siguen levantando sus festivales donde los artistas se van a mirar el ombligo. Con el tiempo dejé de participar de estos eventos”.
La última cena, he visto muertos en bolsas de basura, performance, 2010. Registro fotográfico digital por Mario Moreno Krauss, afiche digital y programa de la bienal.











