Performance realizada en el Auditórium Manuel Rioseco de la Universidad de Concepción Campus Los Ángeles, el 7 noviembre de 2011. La Última Cena, donde el artista encarna a su alter ego El Ángel Indulgente para tematizar la memoria del sida a través de diversos actos que van desde lo monstruoso hasta la autobiografía. En esta oportunidad, el artista participa primero en un conversatorio sobre la performance y trascendencia en su producción visual, invitado por el centro cultural 7Ramas. Luego realiza la acción.
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“Aparezco dentro de una bolsa de basura y también instalo una mesa-altar, estos elementos que se han transformado en una constante en mi obra, un caballito de batalla, un refrito de sí misma, que se va modificando según los espacios y contextos, incluso cambiando de nombre, pero los elementos son los mismos. Los temas a reflexionar son recurrentes en mi producción visual… Temas de memoria de la epidemia del sida local, discriminación, y manipulación de cuerpo fallecidos a causa del sida, entre otros tópicos”, describe Guillermo Moscoso.
La acción comienza desde la visualización del artista que se transforma en vivo en El Ángel Indulgente, quien usualmente viste de negro con bata de hospital y sobre ésta lleva una chaqueta negra, guantes quirúrgicos, pequeñas alas de gaviota en la espalda, vendas blancas con corona de clavos y un cono negro en la cabeza. Así lo detalla el artista: “Me visto, encarnó a mi alter ego frente al público dialogando y compartiendo mis motivaciones y reflexiones sobre la epidemia del sida. A medida que avanzo y en el momento de ponerme la corona de clavos, quedo en silencio durante toda la performance, camino hacia un costado y mientras nadie me ve, me pongo una gran bolsa de basura negra que cubre todo mi cuerpo. Camino lentamente hacia la silla, me siento y contorsiono. Comienzo a romper la bolsa y emerjo, como quien deja su crisálida, tengo mi boca taponada con un paño blanco, me levanto de la silla con los brazos en alto, dejo caer el tapón de tela desde mi boca, dejo caer mi cuerpo en la silla y comienzo a sacar de mi boca trozos de la bandera patria. Levanto un pan y lo parto en dos, como de uno de los trozos de pan, bebo agua y como jalea hasta descubrir una impresión de mi rostro, la muestro al público, me la cuelgo en la solapa izquierda de mi chaqueta y camino lentamente hacia la muralla, mientras se proyecta un vídeo con el memorial La visibilidad (2004), tomo un ramo de flores y camino hacia la mesa y la engalano, transformándola en un altar mortuorio. También pongo flores en los cuatro vasos plásticos que están en el suelo. Abro mi pequeño paraguas y tomo mi maleta redonda y me retiro del escenario”.
Este viaje a la ciudad de Los Ángeles y la producción de la performance, se gestó gracias a la invitación del centro cultural 7Ramas, a cargo de Carla Burgos, poeta y gestora cultural. Tanto la performance como el conversatorio, tuvieron un carácter de mediación cultural de su obra, señala el artista.
La Última Cena, performance, 2011. Registro fotográfico digital, afiche digital, screenshot de prensa y díptico digitalizado. Archivo personal del artista.















